En febrero de 2016 el devastador huracán Winston afectó severamente al archipiélago de las Lomaiviti, al igual que a muchas otras del resto del país. Por eso nos quedamos gratamente asombrados cuando, tras algunos años sin volver a Leleuvia, comprobamos que no solo no quedaba ningún rastro de Winston sino que el resort contaba con sustanciales mejoras, como un nuevo parque infantil, un pequeño gimnasio muy bien equipado, una zona chill out con biblioteca y hasta una sala de exposiciones con interesantes obras de artistas locales.
Resulta relevante su permanente vocación medioambiental, que se manifiesta en la gestión de residuos y en el constante trabajo de repoblación de jardines coralinos en los alrededores del embarcadero, una auténtica joya que sustenta una fascinante población estable de fauna de arrecife. Dentro de sus actividades ecológicas también participan en programas de estudio de tortugas marinas, y de hecho pudimos participar junto con nuestro amigo Seru Saumakidonu en el etiquetado, recogida de datos y posterior liberación de varias tortugas verdes.
Esta coqueta isla de tan reducido tamaño sigue siendo una interesante alternativa al más conocido y frecuentado oeste de Viti Levu, ofreciendo una gran diversidad de actividades y entretenimiento para todas las edades, manteniendo un elevado nivel gastronómico y de servicios, con un personal al mismo tiempo profesional y cercano.
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