El Fiji Time cotidiano

Un día un estudiante japonés corría hacia una parada del autobús de Lautoka en Namaka, cerca de Nadi, pensando que lo iba a perder. Tenía el rostro desencajado y la carrera bajo los 30 grados de temperatura le hacían sudar como un pollo. El autobús no se movió de la parada y la gente, a través de las ventanas sin cristales del autobús, le gritaban ¡no corras!. Cuando entró en el autobús jadeando, todo el mundo, incluso el conductor, le sonrieron y al sentarse le dijeron: “No hay necesidad de que corras porque siempre te vamos a esperar”.

Otro día fui a hacer una copia de una llave a una ferretería, y como no tenían el modelo preciso, el dependiente me dijo que le siguiera. Se despidió de los compañeros y me acompañó hasta otra ferretería de la competencia. En la puerta, sentados, había un grupo tomando kava que nos invitó a acompañarlos. Nos sentamos con ellos, bebimos kava, charlamos un rato y el ferretero pasó a la tienda a hacerme la copia de la llave. Al terminar, el dependiente que me había guiado hasta allí se despidió y volvió a su ferretería. Yo me tomé un par de rondas de kava más con el grupo.

Una anécdota más: un cliente pide una cerveza, la camarera toma nota y mientras se dirige a por ella se encuentra con un niño pequeño que está correteando de acá para allá. La camarera, le agarra, le levanta, le besa, juegan un ratito, y finalmente vuelve con la cerveza. El cliente sonríe y la cerveza le sienta mejor que nunca, aunque puede que haya tardado el doble de lo preciso en traérsela.

Esto es Fiji Time en estado puro.

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Cuando le hablas a un occidental del Fiji Time, lo suele identificar como un elemento molesto y desesperante, como un peaje que hay que pagar por visitar el paraíso, como un sinónimo de impuntualidad y falta de profesionalidad. Pero nada más lejos de la realidad, porque el Fiji Time es una manera de entender la vida, no una excusa para perezosos.

La vida está llena de contrariedades y normalmente nos empeñamos en luchar contra ellas, y al hacerlo en realidad estamos luchando contra el propio discurrir de la vida. Siempre es mejor acompañar a la vida, dejando que nos seduzca y sorprenda, en vez de estar peleándonos permanentemente con ella.

5 comentarios en «El Fiji Time cotidiano»

  1. Qué hermoso! Yo quiero un poco de Fiji Time. Me han encantado las anécdotas. Fiji, el lugar donde no tienen que fundar el movimiento Slow, porque siempre fue así. Gracias.

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